Odiseas Elitis |
Cuando lees a Odiseas Elitis, lo mismo sientes la respiración de la naturaleza, que la compasión por el doliente, y al mismo tiempo te parece transitar por el interior de un cuadro cubista... Una síntesis que me recuerda a nuestro Vicente Aleixandre, fruto de una continuidad cultural que no rompieron las guerras mundiales, pues se suman romanticismo, naturalismo y vanguardias del modo más inverosímil y certero que pueda imaginarse.
No rompieron las guerras mundiales lo que ahora parece romper la guerra económica, y suena intempestivo citar un poema delicado en una Grecia devastada, de miseria, escombro y hierro oxidado.
Este poema es de cuando Grecia era Europa, y de cuando Europa se sentía aún alborada de la civilización, no como ahora, sumidos como estamos todos los europeos en la angustia de una crisis sin fin, oprimidos bajo la culpa de existir en nuestro singular paraíso, temerosos de alzar una voz que no sea coro de opiniones mezquinas repetidas como una letanía hasta que dejan de ser examinables... La ventana que abre Elitis va directa al yo va directa al tú, como esa corriente que entreabre la puerta mal cerrada (¡quieren cerrarnos las puertas!). Un viento, un fragor, un mar, una rosa... liberadores de tanta máquina burocrática y pseudopolítica, que están robando a miles la vida, y a los demás los sueños (la vida es sueño, por supuesto).
Respiremos...
Πάντα εσύ τ´αστεράκι καί
πάντα εγώ τό σκοτεινό πλεούμενο πάντα εσύ τό λιμάνι κι εγώ τό φανάρι τό δεξιά τό βρεμένο μουράγιο καί η λάμψη επάνω στά κουπιά ψηλά στό σπίτι με τίς κληματίδες τά δετά τριαντάφυλλα, τό νερό πού κρυώνει πάντα εσύ τό πέτρινο άγαλμα καί πάντα εγώ η σκιά πού μεγαλώνει τό γερτό παντζούρι εσύ, ο αέρας πού τό ανοίγει εγώ επειδή σ´αγαπώ καί σ´αγαπώ πάντα εσύ τό νόμισμα κι εγώ η λατρεία πού τό εξαργυρώνει: τόσο η νύχτα, τόσο η βοή στόν άνεμο τόσο η στάλα στόν αέρα, τόσο η σιγαλιά τριγύρω η θάλασσα η δεσποτική καμάρα τ´ουρανού μέ τ´άστρα τόσο η ελάχιστή σου αναπνοή πού πιά δέν έχω τίποτε άλλο μές στούς τέσσερις τοίχους, τό ταβάνι, τό πάτωμα νά φωνάζω από σένα καί νά με χτυπά η φωνή μου νά μυρίζω από σένα καί ν ´αγριεύουν οι άνθρωποι επειδή τό αδοκίμαστο καί τό απ ´άλλου φερμένο δέν τ ´αντέχουν οι άνθρωποι κι είναι νωρίς, μ ´ακούς είναι νωρίς ακόμη μές στόν κόσμο αυτόν αγάπη μου νά μιλώ γιά σένα καί γιά μένα. Τό Μονογράμμα, ΙΙΙ Siempre tú la estrellita y siempre yo el barco tenebroso siempre tú el puerto y yo el fanal a la derecha el malecón mojado y el resplandor sobre los remos arriba en la casa con el emparrado atadas las rosas, el agua que se enfría siempre tú la estatua de piedra y siempre yo la sombra que se alarga el postigo entreabierto tú, el soplo que lo abre yo porque te amo y te amo siempre tú la moneda y yo la religión que la da en pago: tanto la noche, tanto el fragor en el viento tanto la gota en el aire, tanto el silencio en torno la mar tirana habitación del cielo con las estrellas tanto la mínima respiración tuya que ya no puedo nada más entre estas cuatro paredes, techo, suelo quiero gritar de ti y que mi voz me golpee, olerte y que se enfurezcan los hombres porque lo improbable y lo traído de otro no lo soportan los hombres y es pronto, óyeme es pronto todavía dentro de este mundo amor mío para que yo hable de ti y de mí. El Monograma, III (1972) |
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