domingo, 28 de mayo de 2017

Mío Cid de Grecia

Grecia nació en la frontera. Ya Heródoto plantea el choque entre Occidente y Oriente, y retrotrae el origen de las Guerras Médicas a las Guerras (no Guerra) de Troya.
 
El Imperio Romano de Oriente tuvo su razón de ser en la capitalidad de Constantinopla, que se fundó sobre la pacífica, comercial Bizancio como un bastión contra los bárbaros europeos y asiáticos. La ambigüedad entre lujo, refinamiento, exquisitez cultural y peligro inminente se mantuvo durante la agitada historia del Imperio Bizantino, a lo largo de la Edad Media.
 
Entonces el enemigo era el islam, desde el s. VIII, como en España. Del s. X data este poema épico: Diyenís Akritas, escrito en griego bizantino (donde se mezclan de modo altamente instructivo características del griego helenístico y características del griego moderno), en un verso llamado político, que recuerda a nuestro verso épico, y, sobre todo, a la cuaderna vía, por su regularidad (quince sílabas, dos hemistiquios, de ocho y siete respectivamente).

El argumento del poema es deudor de la novela griega helenístico-romana: abunda la aventura, la peripecia, la proeza increíble, el amor (incluso el erotismo), la grandilocuencia patética, y la lección moral (lo escribió un pope). Basilio Diyenís Akritas es el héroe del poema, y recuerda por supuesto a nuestro Cid, aunque el argumento del poema español y la caracterización de sus personajes son de mayor calidad. Diyenís es un auténtico superhéroe, como el Roland francés. Lo que emparenta al poema griego más estrechamente con nuestros Apolonio y Alexandre, del mester de clerecía, con los libros de caballerías- que tanto nos suenan a los alcalaínos-, y con la llamada novela bizantina de nuestros ss. XVI-XVII.

Tanatomaquia: Diyenís vs. La Muerte
Los akritas eran caballeros de frontera, que pasaban su vida formando mesnadas, repartiendo espadazos, saqueando tierra vecina y enemiga, conquistándola y volviéndola a perder. Y después de tantos trabajos, después de ganar incluso el reconocimiento y el premio del emperador, viene el combate definitivo: con la muerte (Χάρος). Aquí también supo ser héroe Diyenís, cuando le sorprendió ya anciano en su palacio de la frontera, cabe el río Éufrates.
 
Diyenís es un producto típico de la mezcla de culturas: un emir de Siria invade la Romania (en concreto Capadocia), y rapta a una princesa de la familia Ducas... Pero el poder del amor es tan grande, que Musur (el emir) acaba apostatando, y se vuelve cristiano con toda su familia. El hijo es bautizado como Basilio (nombre tradicional entre los emperadores bizantinos, y que deriva del griego βασιλεύς= rey), y apodado Diyenís, por haber nacido de dos razas.



 
 
El pintor de iconos Dimitris Spurtelis interpreta a su manera las gestas del Akritas. En el vídeo se lee un argumento del poema, y se muestran algunos de los trabajos de Spurtelis.
 
 

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